martes, 11 de mayo de 2010

devenires

Hoy vamos a comer juntos los últimos cigarrillos.
Cenaremos nubes crocantes de malicia,
y beberemos algo de vino de ausencia.

Hoy vamos a comer juntos
el tiempo maldecido,
la degradación de las sonrisas,
el precipicio de la traición.

Hoy vamos a comer juntos,
hasta llenarnos de mierda.
(Mañana el cuerpo sabrá empezar a eliminar toxinas
y tal vez el alma asomará de su caverna).

Si la esperanza es lo último que se pierde,
hoy ceno con ella.
Luego dormiremos juntos,
escupiendo pesadillas.

Al despertar será otro día, otra herida de espera,
y torceremos rumbos con la inquietud viajera.

¿Nos llamaremos olvido, deseo de otra tierra?
¿O encontraremos el aroma de nuestra piel,
ya no extranjera?

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Con sus manos como grietas,
caminaba apoyándose en las paredes,
herido certeramente de un costado.
Era su costado más amable,
sangrando de mentiras ajenas.

Subió con dificultad la escalera para ir al dormitorio,
y se encontró con la costumbre de no ser el mismo.
Después tomó un trago, un sorbo de desgracia,
y se envalentonó para entrar a las frías sábanas.

Herido de un costado, con los ojos abiertos,
se midió con las huellas del techo.
Se dijo ayer, hoy, mañana...
y se prestó a dormir.

Pero el sueño estaba ausente.

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Voy y yo,
frente a frente,
o mejor de costado,
mirándonos atentamente.

Vos y yo,
con las sospechas en la alfombra
y nuestro pies sobre ellas.

Vos y yo,
así,
con nuestros brazos llamándose la atención.

Voy y yo,
sinceros y sin miedo,
sin cruces ni demonios,
albergando solamente lo nuestro.

Vos y yo,
sin amarras ni desvelo,
sin garras que nos lastimen
ni caminos de encierro.

Vos y yo,
por fin,
compañeros del mismo viaje.

2 comentarios:

a dijo...

me gusta mucho todo ésto.

juan dijo...

gracias!